sábado, 14 de febrero de 2009

el movimiento capitalista y el futuro de la izquierda





En la declaración final de la última Asamblea Federal de Izquierda Unida (IU) titulada “Por la refundación de Izquierda Unida” se apuesta por un debate intento y externo que lleve a la reconfiguración de una organización federal que sea capaz de aglutinar a la izquierda anticapitalista y alternativa, y conecte con sus movimientos sociales. Esta refundación se llevará a cabo finalmente en una asamblea a celebrar en el primer semestre de 2010. En otros países europeos están surgiendo con fuerza nuevas alternativas políticas de izquierda. Por un lado, la Liga Comunista Revolucionaria en Francia ha impulsado el Nuevo Partido Anticapitalista, de marcado enfoque anticapitalista y desligado hasta la fecha del Partido Socialista Francés y del Partido Comunista Francés. Por otro lado, Die Linke (La Izquierda) en Alemania ha surgido como una alternativa antineoliberal que engloba desde activistas del movimiento antiglobalización a gente desengañada con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), pasando por los antiguos comunistas.
Estas nuevas alternativas que agrupan a miles de activistas se han fraguado desde las bases movilizadas en luchas como la que se desarrolló en Francia contra el proyecto de Constitución Europea o en Alemania contra las políticas neoliberales de los gobiernos de Merkel y el SPD. Estas movilizaciones unieron a miles de activistas por objetivos comunes, encontrando espacios comunes y objetivos compartidos por los que luchar conjuntamente. En estos procesos se politizaron y radicalizaron muchos jóvenes, a la vez que los antiguos activistas recuperaban el aliento para luchar.
Sin embargo, la refundación de IU, que buscaría como colofón una alternativa amplia y antineoliberal, se intenta por un camino muy diferente. IU apuesta por el debate sin movilización en la calle; movilización que podría atraer a muchos activistas. De hecho IU surgió en los ochenta de las protestas contra la entrada del Estado español en la OTAN. Y no es que falten motivos para luchar (más ahora, si cabe, en tiempos de crisis económica): el envío de tropas españolas a Afganistán en el marco de una operación imperialista de la OTAN, el problema de acceso a la vivienda, las ayudas públicas multimillonarias a los banqueros mientras la crisis la pagan los trabajadores, etc.
Como ha demostrado la historia reciente de IU los debates internos conducen en la coalición, más allá de las buenas intenciones, a luchas intestinas por cuotas de poder. Disputas que consumen una gran cantidad de energía y le hacen alejarse aún más de la calle. Muchos en IU piensan más en clave de poder interno que en construir una alternativa amplia y antineoliberal. A la vez también priman las políticas institucionales sobre las movilizaciones, preocupados por dar una imagen de organización moderada y de gobierno, opción que ha acabado con la identificación con una copia falsa del PSOE. Por si fuera poco, a este proceso de alejamiento de sus bases contribuyen decididamente las jerarquías burocráticas de CCOO que esquivan, cuando no boicotean, las movilizaciones de los trabajadores.
En definitiva, son demasiados los lastres internos en IU que la alejan de impulsar las movilizaciones amplias necesarias para llevar a cabo un proceso de refundación real del que salga una alternativa antineoliberal amplia capaz de movilizar políticamente a muchos de los que han salido a la calle en los últimos años contra la guerra, por una vivienda digna, en defensa de sus puestos de trabajo o por los Objetivos del Milenio.
Si IU no es capaz de impulsar esas movilizaciones y a la vez construir una alternativa antineoliberal que llene el vacío creciente que hay en la izquierda del social-liberalismo del PSOE alguien tendrá que hacerlo. Este alguien debería pasar por un conjunto de grupos políticos y de activistas de los movimientos sociales que estrechando lazos en luchas concretas y definiendo objetivos comunes se planteen seriamente que es necesaria una alternativa política de izquierdas que se oponga a la globalización neoliberal; una alternativa que sea capaz de atraer y movilizar a muchos y muchas de las que actualmente no se sienten representados por ningún partido. La construcción de esta izquierda no puede basarse en un grupo solo que se erija como abanderado de todo un movimiento que se expresó políticamente, por ejemplo, echando de la Moncloa al “gobierno de la guerra”. Debe ser la unión coordinada de este movimiento con coaliciones antineoliberales la que se exprese políticamente sin oportunismos ni posiciones sectarias.
En lucha

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